#MuseoPorVenir
Un dispositivo colaborativo que ensayará diversas acciones de justicia poética en torno al silencio y las muertes, los anhelos y las luchas de Jaime Roldós, Martha Bucaram y otras víctimas y resistencias de ayer y hoy en Ecuador y América Latina, desde la Operación Cóndor hasta nuestros días.
Gracias a un Fondo Iberescena para Creación en Residencia, el grupo guayaquileño reúne desde principios de año a artistas de diversas procedencias y disciplinas, con el creador e investigador mexicano Rubén Ortiz, invitado a brindar un seminario-laboratorio de política y escena expandidas, bautizado “El avión y la piedra”
Al amparo del Comité Invisible, la Internacional Situacionista y otras revisiones y desbordes del pensamiento revolucionario y la praxis artística, dicho laboratorio ocupó el Memorial a Jaime Roldós y Martha Bucaram en Guayaquil, el pasado 24 de mayo de 2021, a #40AñosDe su muerte y silenciamiento.
Ahora, #MuseoPorVenir estará vertebrado por archivos audiovisuales y sonoros, documentos históricos y políticos -como la Carta de Conducta de Riobamba de 1980- y materiales de trabajo de campo en dos vecindarios del centro de Guayaquil. Y ofrecerá convivios barriales; homenajes bailables a las mujeres rastreadoras de México y del Ecuador y a las personas en movilidad; un ciclo de películas de Patricio Guzmán; conversatorios y debates sobre la democracia en América; talleres, performances, lecturas y juegos teatrales.
Entre otrxs, participarán en el #Museo los teatreros mexicanos Rubén Ortiz (La Comuna) y Ricardo Andrade (El Teatrito de Mérida); el cineasta Manolo Sarmiento (“La muerte de Jaime Roldós”); lxs artistas visuales Oswaldo Terreros y Gabriela Cabrera, (Memorial a Jaime Roldós y Martha Bucaram en Guayaquil); el artista sonoro Kike Landívar; las estudiantes Gabriela Tapia, Miryam Carbo y Érika Sánchez, miembrxs de un Grupo de Investigación de la Universidad de las Artes del Ecuador, institución que también apoya el proyecto; la artista, curadora y editora Romina Muñoz (Festina Lente); la activista y académica feminista Cristina Burneo (Corredores Migratorios); la banda ecuatoriana Lolabúm; lxs creadorxs y académicxs chilenxs Voluspa Jarpa y Mauricio Berría; y el propio Muégano Teatro: Pilar Aranda, Santiago Roldós, Estefanía Rodríguez, Gabriel Quimis, Christian Guerrero.
En Guayaquil el #MuseoPorVenir abrirá sus puertas el 22 de octubre, en la Mancomunidad de Espacio Muégano Teatro, pero antes estará operando en modo itinerante por tres ciudades de la provincia de Loja: Zapotillo (a donde Jaime Roldós y Martha Bucaram se dirigían y nunca llegaron); Celica-Huairapungo (donde estrellaron); y Saraguro (uno de los lugares donde tal vez germinaron).
Museo Itinerante
El Museo por Venir, inició operando de modo itinerante por tres ciudades de la provincia de Loja: Zapotillo (a donde Jaime Roldós y Martha Bucaram se dirigían y nunca llegaron); Celica-Huairapungo (donde estrellaron); y Saraguro (uno de los lugares donde tal vez germinaron).
Galería del barrio
Lxs vecinos y vecinas del Callejón Magallanes y el equipo artístico, presentaron fotos familiares para conformar esta Galería
Pasillo de las chingaderitas
Durante abril y mayo del 2021, se realizaron visitas a la calle Clemente Ballén, donde habitó la familia Roldós Bucaram. Los objetos y testimonios que se muestran, dan cuenta de la imparable vida comercial de la calle en la actualidad.
Cápsula de la memoria
A partir de archivos audio- visuales de la época de actividad política de Jaime Roldós y Martha Bucaram, se han elaborado dos experiencias de inmersivas de video y de audio.
Teatro factoría
Espacio abierto para ensayar, convivir, dormir, pensar, imaginar, crear y seguir imaginando en el cordel de la memoria
POR LAS GEOGRAFÍAS DE LA CATÁSTROFE DEL 24 DE MAYO DE 1981
Bitácora de Rubén
Cristina Burneo escribe:
Gera, Saraguro. Aquí vinimos con el #Museoporvenir, un proceso artístico excepcional para despertar la memoria colectiva de la vida y la presencia de Martha Bucaram y Jaime Roldós en la historia de América Latina, igual que la tragedia aérea que les dio muerte.
Día 12
Amanecimos con el decreto de estado de excepción en Ecuador.
No lo hemos comentado mucho porque – contrario a lo que marcaba la agenda como «día de descanso»- hemos hecho un repaso de pendientes y hay muchos.
Es toda una tarea convertir a un teatro en un museo. Más allá de las tareas que cada quien ha realizado con puntualidad y cariño, el objetivo será que el museo se vuelva un lugar que permita el pensamiento y la sensación. Y eso dependerá no sólo de los objetos acomodados en el espacio, sino sobre todo de lo que logremos nosotras como huéspedes /guías.
Por otra parte, los Cuadernitos del refugio han maquetado la plaquet «Lo que nunca de olvida», que es un texto que escribió para el Museo un vecino del callejón, Jorge Carcelén. Son sus memorias desde que llegó al barrio en 1967. Haremos un tiraje de 50 ejemplares para repartir principalmente a los vecinos y a quienes lleguen a las actividades.
(Es un regalo cabal que la editorial de juguete que nació para sobrellevar el encierro tenga ahora la oportunidad de llevar la palabra de una comunidad).
Estamos agotadas por el viaje tan intenso y algunas kamaradas siguen en el teatro, arrimando el hombro. Dionisos me las bendiga.
Día 13
Hoy fue cumpleaños de María y la trup le cantó las mañanitas a distancia. Me hubiera gustado decirle: «Mira, mi amor, ella es Pilar y este año tengo 30 años de conocerla, hicimos una pastorela juntos y nos divertimos mucho. Y él es Ricardo, es una de las personas más buenas en el mundo y también de las más fuertes, aunque no se lo termine de creer. Y de Santiago ya te he platicado, ya te he contado cuánto nos queremos. Y aquí están Santi y Emi, y me encantaría que tú y tú hermano estuvieran aquí porque todo esto no es una pieza de arte, sino un acto de amor. Así, nomás. Porque jamás pensamos estar juntos 30 años después queriéndonos tanto y haciendo esto para que más gente se llene de cariño. Y por eso no estoy en casa, contigo y tu mamá y tus abuelxs y tu tío. Y sé que lo sabes, pero no sé cómo ponerlo en palabras. Cómo poner en palabras lo que las extraño a ustedes y cómo esto también es para ustedes, de una manera que no alcanzo a decir. Y en dos días inauguramos esto y sólo quisiéramos que la gente supiera que en el mundo que queremos hay muchos actos de amor, así porque sí. Te amo. Feliz cumpleaños, mi niña».
Inauguración
Jorge Carcelén, autor de las Memorias del Callejón Magallanes, tomó el libro, lo hojeo, sus ojos se pusieron rojos y dijo: «Estoy muy orgulloso de tener amigos como ustedes». Y luego, para torcer el momento, me dijo: «Ahora voy a escribir todas las aventuras que me sé y así luego nos hacemos ricos con el libro que usted me edite».
Luego, la inauguración.
Estamos satisfechxs, pero agotadxs.
No hay más energía para hacer bitácora.
Día 16
Día 17
Día 20
Cuenca/Suscal/Tambo
/Cañar/Cuenca/Cajas
Vamos levantando espesas nubes por el camino de tierra. Algunas personas se asoman desde sus casas, los perros se hacen a un lado, la noche se hace más cerrada. Somos una caravama de siete carros tratando de encontrar una vía de retorno a la Carretera Panamericana, de la que nos ha sacado el bloqueo en el borde de Tambo.
Vamos con dirección a Cuenca, lo que quiere decir, para nosotros, que venimos de regreso. Hace dos horas que salimos de Cuenca rumbo a Guayaquil y habíamos logrado pasar un primer bloqueo de los kamaradas de la CONAIE, pero más adelante, ya de bajada, en medio del camino de niebla, en Suscal, otro bloqueo nos ha detenido. Apenas cinco o seis carros adelante. Es un bloqueo reciente. Son las seis de la tarde y justo le estaba escribiendo a Bertha para decirle que llegaríamos, Paul y yo, en hora y media. Decidimos esperar media hora para ver si aquí también dejarían pasar. La niebla baja como emisaria de la noche, mientras una vaca come indiferente a los conflictos de la gente.
Decidimos regresar: quizá podemos ir a un hotel en el pueblo e intentar cruzar de madrugada. El pueblo es muy pequeño y paramos en una farmacia para preguntar por el hotel. Las chicas que atienden nos dicen que el bloqueo seguirá y que quizá podemos llegar por la carretera vieja. La señora que estaban atendiendo dice que no, que esa carretera es peligrosa si no la conoces y de noche. Se discute la pertinencia de la ruta y se piensa que tal vez sería más seguro si hubiera varios coches. Una de las chicas llama a una conocida que vive por la ruta. No se va a poder, también allí hay bloqueo. Nos dicen que quizá el hotel que está a la salida tenga habitaciones, pero no saben si está abierto siquiera.
No lo está. De manera que seguimos de largo, pensando que quizá en Tambo, que es una pequeña ciudad, haya hoteles. Volvemos a subir. Siento la altitud en toda mi sangre.
En la entrada a Tambo, otro bloqueo. Las barricadas constan de alguna o varias maderas grandes, piedras y material inflamable. Fogatas que anuncian los cuerpos y la lucha que los sostiene.
Allí, delante de nosotros, de una van con calcomanías turísticas, se baja el chófer y discute con pobladores las posibles rutas alternas. Cuando me doy cuenta, somos ya más de siete personas escuchando. El chófer dice que entiende como tomar el camino. Los demás asentamos y seguimos a la van por una vía muy estrecha que nos va llevando hacia lo profundo del territorio. La vía de tierra iluminada por los faros es la única franja que da alguna seguridad, pues a un lado solo hay oscuridad y del otro filas de árboles y de pronto casas.
Paul y yo bromeamos sobre la buena decisión de comprar esta camioneta y el secreto del chsite privado es que en casa compramos una similar porque nos fuimos a vivir al bosque.
Día 20
De pronto, otra fila de faros enfrente. Una Caravana de cuatro autos se topa con la nuestra. El camino es muy estrecho y es difícil que pasemos en dos vías. Los chóferes se bajan. Mi imaginario mexicano dibuja la situación en la que hay una disputa de machos por pasar primero. Pero no, los chóferes discuten la situación y la caravana nos dice que acaba de pasar por un lugar donde apenas estaban poniendo las ramas del bloqueo. Entonces esa fogata que se ve a lo lejos…
Tres minutos después estamos frente una decena de personas, lideradas por una mujer con la que comienzan las negociaciones. Un chico trae una llanta y la echa al fuego. La señora dice que ya sabíamos que habría paro y que sabemos también la situación de «los compañeros». Una señora de nuestra Caravana insiste en que nos dejen pasar solo a nosotros, que también tenemos familias que queremos ver.
Un hombre con una peluca de colores aparece y dice que no, que no pasaremos, que aunque nos dejaran pasar, más adelante hay otros bloqueos.
Paul y yo nos resignamos. Pasaremos la noche en el auto, en medio del campo. Entonces reviso el bolsillo donde tengo el pasaporte y busco en la galería del teléfono alguna foto donde estoy cerca de Lucho Macas. En mi cabeza armo el discurso con el que me les acercaré, contándoles un poco de nuestra jornada en Gera para luego hacerles entrevistas. Miro todos los rostros para indagar con quien empezar mientras una ola de calor me golpea del lado izquierdo. El fuego ha prendido la llanta al fin.
Pulso para hallar la aplicación de la grabadora, cuando siento agitación entre la gente de la caravana. Finalmente nos dejarán pasar. Tomó un par de fotos y Paul me llama a subir al auto. Seguramente alguien pagó un par de dólares por que nos dejaran pasar, es lo que oímos.
Pero también oímos que pronto pondrán otro bloqueo más adelante y la caravana acelera.
Pienso y le digo a Paul que a pesar de todo me siento tranquilo, pues esto no es México. Aquí sabes quién hace el bloqueo, allá sabes que un retén puede ser la línea entre la vida y la muerte.
Después de 15 minutos más y muchos giros, volvemos a la Panamericana ya dentro de Tambo. Dos minutos después nuestro guía se detiene. Hasta aquí llega, podemos seguir seguros hasta Cuenca.
Pero esta es apenas la mitad de la historia. A la entrada de Cañar hay otro bloqueo. Esta vez sin fogatas, sino con un par de camiones. Se escucha el rumor de las consignas. Acercándonos un poco al retén, preguntamos a un señor si hay otra ruta hacia Cuenca y lacónico nos dice que sigamos a la camioneta negra que ha tomado la calle hacia la izquierda.
Otra vez salimos de la Panamericana, pero ahora por un camino asfaltado que, según un letrero lleva a Ingapirinca. La carretera, sin embargo, se hunde en varios lugares y hay que hacer rodeos. Veinte minutos después de ir en sentido contrario al que mi intuición me dice que estaría Cuenca y luego de subir y subir, llegamos a Ingapirica.
Pero la pequeña Caravana de tres coches continúa (nos dimos cuenta que al auto negro a su vez seguía un auto gris). Vueltas y más vueltas. Subidas y bajadas bajo un cielo estrelladísimo que alcanzó a distinguir entre los reflejos del cristal y de las poblaciones que pasamos.
Finalmente, casi una hora después, llegamos a Cañar. Han pasado cuatro horas de camino y esperamos que el camino a Cuenca esté despejado.
Eran las nueve de la noche. Son las 11 09. Voy en una van hacia Guayaquil. A punto de llegar a casa de Paul en Cuenca, finalmente pudimos contactar con la compañera Paula que también tenía intención de ir a Guayaquil. Nos ha dicho que tomará la van de las 10 y que se sabe que la ruta por Cajas está libre.
Iba a acabar estas líneas, pero luego de Cajas, nos han vuelto a bloquear…
Veía el arrugado y magnífico horizonte cercano a Quito y pensaba en los 10 metros. Los 10 metros entre la piedra donde supuestamente se estrelló el avión y la cumbre del cerro. Casi nada a esa velocidad y altura. La mínima franja entre la vida y su secuestro.
Pero que también era factible rodear el cerro. Y no pasó.
Hay una hipótesis que dice que desde tierra piratearon los controles e hicieron al avión perder el rumbo.
Y yo, con el rumbo perdido, llego a Quito a las 3 de la tarde, con el boleto de un viaje que partió a las 8 de la mañana previa. Entonces llevo ya 24 horas intentando llegar a Guayaquil sin lograrlo y pasaré 18 más, pues el próximo avión sale al otro día a las 8.
Agradezco, en medio de todo, tener unos minutos de la luz de Quito frente a mí.
Pienso entonces que esta pieza es una pieza de desvíos. Desvíos y accidentes. (Cada tecnología trae en sí su propio accidente, dice Virilio).
¿Qué desvío es este, me pregunto ya con el cerebro fundido y fatigado? ¿A dónde me quiere llevar?
Finalmente: Guayaquil de nuevo. El Museo en su casa, donde han pasado tantas cosas, pero la más grande es que Santiago ha logrado llegar al balcón. Me refiero al balcón de Clemente Ballén, donde vivía con su familia, donde nació La Fuerza del Cambio y donde Roldós dirigió unas palabras a los seguidores entusiasmados y que me obsesiona desde que vi la escena en el documental.
El balcón, pues, ha sido tomado y, a la vez, ha abierto las puertas de la más profunda memoria.
El Museo, también, como balcón.
Hoy, los accidentes han continuado. Un proyector que se niega a responder, unas mariposas que se niegan a aparecer y la caída de una espectadora que no pasó a mayores.
Pienso que quizá fue porque hoy pusimos a México en la escena, porque escuchamos algo de su dolor y también de su valentía. El documental «Lupita», de Mónica Wise pone finalmente nuestros corazones en su lugar.
Viene la recta final. Espero que sin desvíos y con accidentes afortunados.
¿Podría ser todo esto un poema? Me pregunto mientras la gente baila. Baila un danzón, una cumbia, un merengue, son bailes dedicados a las personas migrantes y a las madres rastreadoras. Oímos las voces iluminadoras de Cristina Burneo y Amarela Varela, o los poemas de las chicas tan jóvenes y brillantes. Todo en este homenaje bailable que es evidente cuánto a tocado a Pilar, y a Gaby y a Myriam que lo han organizado.
¿Podría una conversación ser un poema? Pensaba antes, cuando nos reunimos a hacer la caja de preguntas sobre el museo, para intentar activar las respuestas en conjunto.
Pero también me preguntaba antes, durante el Scroll de la memoria mientras pasaban los memes referidos a Jaime o el álbum de fotos de archivos públicos y privados sobre Martha y Jaime que Santiago comentaba junto con los invitados.
Finalmente, para rematar la noche, una compañera venezolana invitada a presentar su «emprendimiento» – a poner su changarrito- en el evento, nos lee el poema que fue escribiendo mientras oía y veía los testimonios y los bailes.
Allí tuvimos en cuerpo y alma la experiencia del exilio, pero también de la hospitalidad.
Así compusimos nuestro poema hoy, el penúltimo día del museo.
Día 23
30.10.21
Gabriela Cabrera y Oswaldo Terreros nos han contado su trayectoria conceptual para rediseñar el monumento a Martha Bucaram y Jaime Roldós en Guayaquil. Primero, bajaron
a Jaime del pedestal, segundo lo pusieron a caminar al lado de Martha y tercero quitaron las rejas. Toda una reflexión sobre la diferencia entre un monumento y un memorial, pero
también una discusión sobre lo que puede un cuerpo ciudadano en el espacio público.
Democratizar el espacio público es dar la oportunidad de su apropiación (que no
privatización). Gaby y Oswaldo son artistas enormes y me alegra tanto que sean cómplices del Museo.
Y su charla abrió otra proyección del documental, sobre el que vuelvo a quedar sorprendido
por el trabajo de archivo y un guion de claridad impecable.
Afuera, Pilar comandó apasionada y entrañablemente otra edificación: la de la ofrenda para nuestros muertos, que incluye personas desaparecidas o asesinadas bajo estos regímenes del capitalismo salvaje y la izquierda disfrazada de cordero.
Así fue nuestro penúltimo día.
También fue cumpleaños de Zbigniew Herbert
EL TRENO DE FORTINBRÁS
para M. C.
AHORA que nos hemos quedado solos podemos hablar príncipe
de hombre a hombre
aunque yaces tendido en la escalera y ves tanto como una hormiga muerta
es decir un negro sol de rayos quebrados
Nunca pude pensar en tus manos sin una sonrisa
y ahora que yacen sobre la piedra como nidos derribados
están tan indefensas como antes y es este precisamente el final
Las manos yacen aparte La espada yace aparte Aparte la cabeza
y los pies de caballero en blandas pantuflas
Tendrás un funeral militar aunque no fuiste soldado
es el único ritual con el que estoy algo familiarizado
No habrá cirios ni cantos sino mechas y estruendo
el crespón negro arrastrado por el empedrado yelmos herradas
botas caballos de artillería redobles redobles lo sé nada del otro mundo
serán mis maniobras antes del traspaso de poderes
es preciso agarrar a la ciudad por el pescuezo y sacudirla un poco
Antes o después tenías que morir Hamlet no estabas hecho para la vida
creías en ideas de cristal y no en la arcilla humana
vivías en continuos calambres como en un sueño cazabas quimeras
con voracidad masticabas el aire y al punto vomitabas
no sabías ninguna cosa humana ni siquiera respirar sabías
Ahora tienes paz Hamlet hiciste lo que te correspondía
y tienes paz El resto no es silencio sino que me pertenece
elegiste la parte más fácil la estocada efectista
mas qué es una muerta heroica frente al eterno velar
con la fría manzana en el puño en el sitial alto
con la vista sobre el hormiguero y la esfera de un reloj
Adiós príncipe me espera un proyecto de alcantarillado
y el decreto concerniente a prostitutas y mendigos
debo también idear un mejor sistema de prisiones
ya que como con razón observaste Dinamarca es una prisión
Parto hacia mis asuntos Hoy en la noche nacerá
la estrella Hamlet Ya nunca nos encontraremos
lo que tras de mí quedará ya no será materia de tragedia alguna
Ni darnos la bienvenida ni el adiós vivimos en archipiélagos
y estas aguas estas palabras qué pueden qué pueden príncipe
(1961)
01.11.21
No sé si quiero escribir hoy.
Último día.
3190 kilómetros de viaje para encontrarme con la gente que más amo en el mundo y un país que no sabía que iba a querer tanto.
Para cerrar un arco de casi 30 años (que resultaron 40).
No quiero escribir, pero me prometí hacerlo.
Y porque hoy compartimos historias: nos abrimos como archivos y la gente se sumó y no
sé cómo, terminamos con los sonidos de un corno francés tocando Piazzola.
No quiero escribir
No quiero
02.11.21
1
Allá abajo de la ofrenda está Ludwik. Que llegara allí fue un acuerdo sin muchas palabras entre Pilar, Santiago, Ricardo y yo.
No hemos dejado de contarnos anécdotas sobre los años de formación donde destaca la “pedagogía de la crueldad” (Segato) del medio teatral mexicano.
Muchos ritos de iniciación al maltrato y un imaginario de competencia muy desgastante.
Pero también hubo momentos de camaradería y de cuidado que hacen que estemos aquí 30
años después queriéndonos tanto.
Y Ludwik siempre fue el día y la noche en la misma acera. Lo adoramos y le admitimos acciones y dichos que no admitiríamos ahora. Pero también le paramos el carro y nos fuimos cuando era necesario.
Hoy es un relato dentro de otro relato que juega a hacer justicia a la imagen paterna.
Estamos en paz y somos los mapadres que deseamos ser.
Estamos en paz.
Que los fantasmas recorran el Callejón Magallanes y sepan que los recibimos con amor.
CDMX
¡A borrarlo todo!
Tal vez también pueda ser que aprendamos algo de soltarlo todo. Tanto insistir en la memoria no debe pasar por alto que el olvido también tiene un papel principal. Que hay
olvidos que lastran y otros que dejan levantar el vuelo
A borrarlo todo. A dejar que el teatro vuelva a ser teatro para que el Museo sepa decir por
dónde quiere continuar.
Porque eso quedaba claro mientras compartíamos el último almuerzo que nos hacía Santiago: el Museo continúa. Ya con las líneas abiertas en su camino, ya con las derivas inesperadas. El Museo es material e inmaterial porque es, ante todo, este estar juntos, este querer estar juntos
ya sea bailando vogue, haciendo largas sobremesas o encontrando la historia en los cuerpos de las personas que se topan con el Museo.
(¿Por qué lo primero que me hallo en tuiter al llegar a México es esta estampilla Mariposa/Ecuador?)
Brigadistas
Pilar Aranda
Pilar Aranda, Ciudad de México. Me gusta el silencio, amo ser profesora tanto como trabajar en colectivo y la crianza de Emiliano. No sé si soy buscada, pero cuando me encuentro con alguien deseo compartirlo todo, aunque siempre es problemático. Quiero tener tiempo para estudiar y procastinar a mis anchas. El Museo por Venir ha sido un trampolín para pensar otras maneras de mirar y atender lo que constituye los mundos que habito y quiero habitar.
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Ricardo Andradre
Jardi/ RAJ
Mérida, Yucatán, México aunque nacido en otras geografías con apego y profunda admiración al sueño libertario de las rebeldes tierra de mis abuelos, Catalunya y Oaxaca. Me gusta ensayar la urgente caída del patriarcado y el capitalismo, y hacer dudar siempre a mis afectos más amados para aprender a mirar y mirarnos desde la ternura radical del corazón y la digna rabia… Aún no se si alguien me busca, pero me gusta creer que sí. Lo que quiero hacer es tal vez algo innombrable en estos oscuros tiempos y acompañar a mis amigxs y compañerxs en la SanaAcción de sus dolores que son también los míos. Estoy aquí convencido de que no hay mejor forma de desmontar los silencios, complicidades y atrocidades del Plan Cóndor y que mejor que hacerlo que con la familia elegida del #MuseoPorVenir y quienes lo han propuesto de origen (Santiago y Pilar) Y porque mi hijx reclamó ser parte de la aventura… y sobre todo porque al Museo le hacía falta La BRI…
Rubén Ortiz
Me gusta hacer el Museo por venir, inventar chistes tontos con mis hijos y ver los ojos de mi compañera por la mañana. Soy artista e investigador escénico y me buscan para hablar o hacer una cosa que llamo “escena expandida”, pero que igual podría llamarse “armar un quilombo para hacer amigues”. Quiero hacer en compañía el mundo que nos merecemos, aunque sea por tres semanas. Estoy aquí por amor a Santiago, a Pilar, a Emi, a Bertha, a Ricardo, a Santi y, básicamente al Ecuador que ellas me hacen aparecer.
Oswaldo Terreros
Presidente vitalicio del Movimiento GRSB (Gráfica Revolucionaria para Simpatizantes Burgueses). Soy artista, publicista y diseñador. Habito en la fisura del tiempo libre y del horario laboral. Elaboro statements sobre las distintas esferas en las que transito. Soy un sujeto que trata de invocar espíritus con apariencias estéticas que aluden a una organización política. Soy un sujeto que como diseñador tiene su profesionalidad comprometida, pues engañar y desengañar no han sido opciones, sino una intersección. Esa intersección es el tono con el que trabajo artísticamente. Soy un rojo sin conciencia de clase.
Santiago Xavier Roldós Bucaram
Guayaquil, 1970. Me gusta cocinar, ensayar y criar a mi hijx. Soy director, escritor, profesor y a veces actor de teatro. Me busca(ba)n para ser presidente/salvar al país, pero preferí reír y hacer reír sin (tanta) vergüenza. Estoy en el #MuseoPorVenir para intentar comprender, sanar y hacer justicia poética, concreta y real.
Estefanía Rodríguez
Guayaquileña, pero eso no es mi culpa. Vivo con cinco gatos y un humano extraordinario. Soy más deseante que deseable, así que casi nadie me busca y usualmente la gente me busca para que los putee o los contenga, que al final es un poco lo mismo, también me busca o me encuentro con gente muy rara; y luego hacemos teatro o alguna cosa parecida. El teatro es mi pacto de no-suicidio.
Amo a Tiqqun, al Comité Invisible y todas las posibilidades de insurgencia, por eso estoy en el Museo por Venir.
Christian Alexander Guerrero Romero
Guayaquil 1985, me gusta pedalear, subir cerros, viajar, el mar. Soy docente de teatro y actor, me buscan para charlar en soportales por la noche, y sueño con llegar a fin de mes. Estoy en el Museo por Venir haciendo apoyo técnico, me pongo una cámara en el casco mientras me escabullo, converso con los vecinos, contemplo
Enrique Landívar García
Guayaquil 1995, pero crecí en Bahía de Caraquez. Me gusta viajar, tocar batería, el arte procedural y abolir las clases sociales. Soy artista multimedia, productor musical de profesión y gestiono eventos culturales. Soy esposo y padre de cualquier animal que se me acerque en la calle. Últimamente me buscan cuando necesitan de un artista contemporáneo que sea políticamente consciente y obsesivo (enfermo) con su trabajo. Estoy en el Museo por Venir porque es una oportunidad increíble de aprender y formar parte de un equipo con las mismas convicciones y metodologías que yo. Estoy en la Brigada de Registro e ingenié las Cápsulas de la Memoria.
María Gabriela Cabrera Kozisek
Machala, 1985. Me gusta pensar en el potencial de los oficios simples y combinarlos con mi neurosis. La mayor parte del tiempo me muevo en la sombrita y le huyo a cualquier nivel de exposición. Soy una artista/obrera, entiendo al mundo como material y he elegido de a poco mi trabajo más frecuente: encontrar soluciones formales, siempre en función de las ideas. Intento acompañar, desde donde puedo, a las personas y proyectos que me importan… Me siento una suerte de satélite de Muégano.